Cuando era joven y libre soñaba con cambiar el mundo.
Cuando llegué a la edad madura y me volví más sabio,
descubrí que el mundo no cambiaría,
y pensé en cambiar sólo a mi país.
Pero éste también parecía inmutable.
Cuando entré en el ocaso de mi vida,
arrugado mi cuerpo por la vejez o limitado por la enfermedad, en un último intento, decidí cambiar a mi familia,
a los que estaban más cerca de mí,
pero todo fue en vano.
Y ahora, mientras me encuentro en mi lecho de muerte,
me doy cuenta de que si hubiese primero intentado cambiarme a mí mismo, entonces, por el ejemplo, habría podido cambiar a mi familia.
Y muy posiblemente, por su inspiración y valor, hubiera,
entonces, podido cambiar a mi país....
Y a lo mejor, hubiera podido cambiar el mundo.
Escrito en la tumba de un obispo anglicano.
Cuando era joven y libre soñaba con cambiar el mundo.
Cuando llegué a la edad madura y me volví más sabio,
descubrí que el mundo no cambiaría,
y pensé en cambiar sólo a mi país.
descubrí que el mundo no cambiaría,
y pensé en cambiar sólo a mi país.
Pero éste también parecía inmutable.
Cuando entré en el ocaso de mi vida,
arrugado mi cuerpo por la vejez o limitado por la enfermedad, en un último intento, decidí cambiar a mi familia,
a los que estaban más cerca de mí,
pero todo fue en vano.
arrugado mi cuerpo por la vejez o limitado por la enfermedad, en un último intento, decidí cambiar a mi familia,
a los que estaban más cerca de mí,
pero todo fue en vano.
Y ahora, mientras me encuentro en mi lecho de muerte,
me doy cuenta de que si hubiese primero intentado cambiarme a mí mismo, entonces, por el ejemplo, habría podido cambiar a mi familia.
me doy cuenta de que si hubiese primero intentado cambiarme a mí mismo, entonces, por el ejemplo, habría podido cambiar a mi familia.
Y muy posiblemente, por su inspiración y valor, hubiera,
entonces, podido cambiar a mi país....
Y a lo mejor, hubiera podido cambiar el mundo.
Y a lo mejor, hubiera podido cambiar el mundo.
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