REIKI

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domingo, 7 de junio de 2015

Ser maestro, ser libre

De cómo somos los maestros de reiki, de nuestros egos, nuestra humildad permanente, nuestra sabiduría iluminada, nuestra paciencia infinita y otras conveniencias a la hora de tomar este camino.
Reiki es un don que nos viene dado potencialmente al nacer, a todos por igual.
El maestro crea un contexto, en el cual aspira a hacer aflorar la memoria del alma, memoria energética o memoria del reiki.
Si fallamos en crear el contexto en sesiones o clases, no llegamos al punto de transformación que la alumna o receptora necesitan, (motivación que al fin y al cabo, es la que los acercó a nosotros y a reiki) por más que sepamos de memoria más símbolos y más técnicas.
Es más sanador vivenciar el amor, que estudiar acerca de él (y más divertido!)
¡Relájate que no vas a fallar en tus sesiones o clases!
Reiki es fácil de recibir y simple de practicar. La técnica más secreta es jamás tentarse con complicarlo.
Quien enseña es, más que nada un guía, me gusta decir un “faro”. Las personas vienen navegando en sus propios barcos, miran hacia la costa, ven una luz que alumbra su camino y siguen en su ruta. Cuando quieren vuelven a pasar delante del faro.
No existen más maestros, a la usanza de los que aparecieron en las últimas décadas, y mucho menos existen, con el estilo de los últimos siglos. Cada cual debe buscar encender y mantener su propia luz interior.
Nos mantenemos protegidos de lo negativo, en tanto estemos activos en la práctica y plenamente atentos a los cambios dinámicos que nos proporciona esta energía en nosotros mismos y a nuestro alrededor.
Dejemos las interpretaciones esotéricas, exotéricas, los diagnósticos y los pronósticos para otro día.
Escuchemos todas las campanas reiki. Cuidémonos de los que dicen que saben. Cuando lleguemos a un sitio “espiritual”, dupliquemos nuestra atención: demasiada santidad siempre es sospechosa.
El alumno o receptora de reiki, está viviendo su propio aprendizaje. No está enfermo ni sano. No tiene, ante nuestros ojos, etiqueta alguna. Se diría que lo vemos como aquellos versos de Walt Whitman que dicen: “desnúdate, ante mi no eres culpable, ni estás decrépito, ni has sido descartado”.
Los niveles de reiki son sólo momentos, no metas finales. Reiki es una energía dinámica que nos acompaña todo el tiempo.
Entonces, al final ¿para qué sirve el reiki?: para relajarnos, para descansar, para aprender a amarnos y respetarnos a nosotros mismos, para cuidarnos, para brindar nuestro amor a otras personas de manera no verbal, para tener más energía, para sentir paz mental ahora, para serenarnos, para vivir plenamente. Para conectarnos con nosotros mismos.
Ahora sí ya completaste tu entrenamiento! Bienvenida, bienvenido querida, querido Maestro.

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