Trastornos del comportamiento alimentario:
Anorexia y Bulimia
¿Qué son los factores mantenedores?
Son aquellos factores que mantienen el trastorno una vez que éste ya ha sido desarrollado.
La negación de la enfermedad por parte de las personas que lo sufren mantiene
este problema, ya que no suelen seguir las recomendaciones de los profesionales, si es
que consienten que les atienda alguno.
La desnutrición en la AN provoca unos cambios biológicos (en el eje hipotalámico-
hipofisario y problemas digestivos) y psicológicos (mayor obsesividad y compulsividad,
déficit en la concentración, labilidad emocional) que mantienen el problema.
El hecho de hacer dietas muy estrictas aumenta el riesgo de que aparezcan atracones,
ya que el mantener una restricción alimentaria tan estricta aumenta el deseo por
consumir esos alimentos prohibidos.
Otro aspecto es el refuerzo positivo que obtiene la persona por las dietas, ya que
normalmente los demás suelen decir lo guapa/o que está (ahora que está más delgada)
y la fuerza de voluntad que tiene por poder llevar a cabo esa dieta.
Aislamiento social: especialmente se observa en la AN, la persona se aísla de familia
y amigos, debido a su estado depresivo y a su insatisfacción personal.
Yatrogenia (mala práctica profesional): los profesionales podemos cometer errores
que contribuyan al mantenimiento del problema (ausencia de seguimiento, tratamiento
exclusivamente físico o psicológico…).
A nivel familiar, hay distintos factores que mantienen el trastorno:
Sobreprotección: la excesiva protección por parte de los padres hacia la persona
enferma, mantiene los síntomas (aceptar caprichos, ocuparse de sus problemas, decidir
por ella). Debemos evitarlo, e intentar fomentar la autonomía.
Falta de acuerdo: uno de los factores mantenedores que aparecen con más frecuencia
es la falta de acuerdo entre los padres. Lo que se consigue con esa actitud es que la
persona que sufre el trastorno utilice a uno u otro padre según quién le favorezca más
en ese momento. Es mejor tomar decisiones unánimemente, consensuándolas previamente
o aunque no se esté de acuerdo con la decisión del otro, hablándolo en otro
momento en el que no esté presente la persona afectada.
Inconsistencia en las decisiones: si los padres o demás familiares que estén alrededor
no son firmes en sus decisiones, la persona no tomará en serio lo que se le dice y
muchas veces también entrará en contradicción.
Minimizar los problemas: el quitarle importancia a estos problemas y no prestarles
la suficiente atención puede hacer que el problema se agrave y se mantenga durante
un largo periodo de tiempo.
Negar la enfermedad: negar que nuestro familiar tiene una enfermedad, pensar que
son cosas de la edad y ya se le pasará, sólo hará que se retrase la petición de ayuda profesional,
y permitirá a la persona afectada reforzar su idea de no necesitar ayuda.
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