Hola amigos, voy ha hablaros sobre el método Reiki y lo positivo que es combinarlo con terapia psicológica. El Reiki, como muchos ya sabréis, es un sistema de sanación a través de la energía. Con este sistema podemos transmitir energía curativa al cuerpo de una persona, que necesita ayuda. Con el reiki se puede ayudar a personas que padecen todo tipo de enfermedades psicológicas, como depresión, ansiedad, stress, problemas laborales, fobias, etc. También es un método muy beneficioso para ayudar con enfermedades físicas, sobre todo porque a través de una sesión reiki la persona se relaja y despertamos su mecanismo natural de autocuración, esto hace que el cuerpo de nuestro paciente comience a buscar el sanarse por si mismo.
En muchos hospitales en toda España voluntarios imparten reiki a enfermos de cáncer. El reiki ayuda a estas personas a tolerar mucho mejor la quimioterapia y a no tener tantos efectos secundarios, además de ayudar a desintoxicar el cuerpo eliminando las toxinas de forma mucho mas rápida e intensa. También se usa en migrañas, ulceras estomacales, dolores físicos de todo tipo, en la recuperación despues de una intervención quirúrgica y cualquier enfermedad física.
Para poner un ejemplo de un caso que nos ayude a entender esto mejor, os hablaré de Laura.
Cuando Laura llegó a mi consulta ya había pasado por un psicólogo y un psiquiatra y no había conseguido mejorar, padecía una depresión muy fuerte desde hacía mas de un año y ya había intentado suicidarse varias veces. Laura se sentía muy mal y totalmente avergonzada de sus intentos de suicidio.
La primera vez que la ví, sentí que estaba muy sola. Sus familiares estaban siguiendo los consejos erroneos del psiquiatra que les decía que los intentos de suicidio eran llamadas de atención y formas de manipularlos.
Hay muchos mitos acerca del suicidio, que tristemente también comparten muchos profesionales. Uno de ellos es que el que realmente se quiere suicidar no lo dice, eso no es verdad, muchas personas que se suicidan, lo dicen y avisan mucho antes. Y no es una llamada de atención, es una forma de pedir ayuda desesperada.
La persona deprimida ha llegado a un punto en el que no puede controlar su mente, los pensamientos y las emociones negativas se agolpan y su sufrimiento emocional es enorme, tanto que piensan en el suicidio como una forma de frenar tanto dolor.
El primer paso con Laura era conseguir que encontrase en mi a alguien con quien hablar de su dolor, de sus planes de suicidio y de cualquier cosa que pasase por su cabeza en ese momento, ya que al no tener a nadie que la escuchase a ese nivel, esos pensamientos la dominaban, y tenían que empezar a perder fuerza. No fue nada dificil conseguir que Laura hablase conmigo de una forma muy sincera, realmente necesitaba hacerlo y el no sentirse juzgada por mi parte, le ayudó mucho.
El siguiente paso era negociar con ella otros mecanismos alternativos a los intentos de suicidio. Lo primero fue meter sus antidepresivos y tranquilizantes en una caja de dificil acceso para ella, ya que cada vez que intentaba suicidarse tomaba una sobredosis de estos medicamentos.. Así que Laura metió en un pastillero le dosis necesaria para una semana de medicación, y el resto de pastillas las puso en una caja precintada encima de un armario de dificil acceso. Además había escrito en esa caja distintas frases para convencerse de que el suicidio no era la solución y mi nº de teléfono para que supiese que podía hablar con alguien antes de hacer nada.
En las sesiones con Laura comenzamos con la terapia psicológica, pero antes de empezar, yo le daba durante media hora reiki, así se relajaba y aprendía a aceptar sus sensaciones físicas y emocionales sin luchar con ellas, sólo acogiéndolas. Eso era muy importante, ya que uno de los mecanismos que utilizan lar personas cuando están deprimidas es luchar contra los pensamientos y las emociones en lugar de aceptarlos y eso provoca que todavía se hundan mas.
Laura se sentía muy bién cuando recibía reiki y yo le conté en que consistía el método, le expliqué que el aura era una envoltura energética del cuerpo y que tenía varias capas , en una capa se reflejaban las emociones y en otra se reflejaban los pensamientos. Cuando una persona acumula muchos pensamientos y emociones negativas,estos se sienten como zonas bloqueadas. El aplicar reiki a esas zonas produce un alivio ya que cambia la frecuencia energética. La energía de una persona deprimida es muy pesada, cuando estamos deprimidos nuestros movimientos son lentos y trabajosos. La persona se paraliza en todos los sentidos, en el sentido físico porque le cuesta moverse y en el sentido psicológico, porque sólo se pueden contemplar los acontecimientos desde un punto de vista único, el negativo. No hay una movilidad en la forma de ver las cosas, ni varios puntos de vista, sino que se crea una visión en tunel. El aplicar reiki en esas ocasiones calma el dolor emocional y consigue que no se esté tan atrapado en esa visión estática.
A Laura le estaban encantando las sesiones de reiki y me pidió que la iniciase en el método, yo no estaba segura de hacerlo porque las iniciaciones de reiki remueven y Laura no necesitaba sentirse mas movida, ni más revuelta y así se lo expliqué. Pero ella me contó que cada vez que le hacía reiki además de mi presencia, sentía la de su abuela, a la que adoraba y que había fallecido el año anterior. Nunca me había hablado de su abuela hasta ahora, con la que había tenido una unión muy especial. La abuela de Laura pese a haber nacido en una generación muy distinta, era una mujer con idéas muy avanzadas y una sensibilidad muy especial, que sabía muy bién como sacar una sonrisa a su nieta y hacerla feliz.
El duro golpe de la muerte de su abuela agravó la depresión de Laura, ya que ya la padecía cuando murió su abuela y eso la hundió mucho mas. Me confesó que a veces cuando pensaba en el suicidio, lo veía como una forma de reunirse con su abuela, ya que era la persona que más la había querido. Eran sentimientos muy profundos, Laura creía que si ella misma podía hacerse reiki, quizás también podría disfrutar de la sensación de tener a su abuela presente de alguna forma y que eso a ella le daba esperanzas. Según las enseñanzas reiki, en una sesión no sólo recibimos reiki de la persona física que nos lo dá sino también de otros seres que pueden ser familiares fallecidos que nos ayudan desde el otro lado o seres angélicos, guias , etc. Por lo tanto su abuela podía ser una guia de Laura, yo no sabía si esto que sentía Laura era producto de su imaginación o si era un contacto real, pero lo que si podía ver era lo positivo que era para Laura sentir cerca a su abuela.Así que decidí iniciarla en reiki I, eso si
tomando muchas precauciones para que si ella se removía en el proceso, acudiese a terapia inmediatamente. Cuando ella comenzó a darse reiki a si misma, me contó con lágrimas en los ojos , como podía sentir a su abuela y su cariño muy presente y como eso la hacía ver el mundo de una manera distinta y sin tanta dureza. Laura estaba dejando de estar en guerra consigo misma y de odiarse, empezaba a entender el proceso por el que había llegado a sentirse tan mal y estaba cambiando la autocrítica por una actitud mucho más amable consigo misma. El proceso fué mucho más corto de lo que yo esperaba, en cuatro meses hizo cambios muy positivos e importantes en su vida. Dejó de vivir con sus padres y alquiló un piso cerca de una de sus hermanas, también empezó a confiar más en si misma y consiguió un trabajo estable. Puedo decir que este es un caso que se solucionó hace algunos años, de vez en cuando recibo llamadas de Laura para contarme que sigue muy bién y para agradecerme la ayuda que le presté. Yo me siento muy contenta cuando la escucho, aunque debo de reconocer que en este caso tuve una ayudante muy especial, la abuela de Laura.
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