"Meditar es abrir un paréntesis en la actividad cotidiana para sentir nuestro Corazón."
Es contactar con nuestro ser más puro, con la parte sagrada que hay dentro de cada uno de nosotros y con ello obtener respuestas.
Es aparcar nuestras funciones físicas y mentales para sólo fluir.
Meditar es darnos la oportunidad de descansar. De relajarnos. De Ser.
¿Y para qué sirve?
Para estar más tranquilo, relajarte
Para elevar tu nivel vibratorio
Para sanar viejas heridas
Para caminar más ligero
Para ayudar a la Humanidad a través de la visualización positiva
Para enriquecer tu vida espiritual
Para contactar con tus guías
Para desarrollar tus potencialidades latentes
Para dejar atrás la tristeza, estar más positivo
Para Ser
Hay muchos tipos de meditación, pero en esencia todos buscan lo mismo, contactar con nuestro ser.
Nosotros vamos a practicar la meditación activa o creativa, en la que nos valdremos de nuestro poder de visualización para recrear imágenes que nos sirvan para un determinado fin.
Un ejemplo de meditación pasiva sería sentarse a escuchar el silencio o a observar el vuelo de las aves.
Antes de empezar
Busca un lugar agradable, con una temperatura adecuada y luz suave.
Enciende alguna vela y prende un incienso con un olor que a ti te resulte relajante.
Viste ropa cómoda, no lleves cinturones, objetos, costuras que puedan apretarte durante la meditación.
Apaga el móvil y asegúrate que de no tener interrupciones durante los minutos que vaya a durar la meditación.
Hazte con un cojín y una manta si decides meditar en el suelo. También puedes hacerlo sentado en una silla.
Ve al baño antes de empezar.
Puedes meditar en silencio o utilizar alguna música relajante.
Evita meditar nada más comer o con el estómago vacío. Es probable que estés más pendiente de tu organismo que de meditar.
Evita meditar excesivamente cansado. Es fácil que a los cinco minutos estés dormido.
Ponte una meta, elije un objetivo para tu meditación. Puede ser contactar con tus guías, sanar a tu niño interior, elevar tu nivel vibratorio…
Elije la postura adecuada para ti
Si decides meditar sentado en el suelo, coloca un cojín bajo tu trasero de manera que quede ligeramente elevado respecto a tus rodillas. Si cruzas tus piernas estilo yogui deja que las rodillas apunten hacia el suelo, ello facilitará que tu espalda permanezca recta.
Si meditas en una silla, mantén las plantas de los pies sobre el suelo y la espalda recta.
Mantén la cabeza erguida pero sin elevar la barbilla. Así evitamos tensionar el cuello.
Coloca las manos en tu regazo, sobre las rodillas o en posición Gassho (las palmas unidas a la altura del corazón).
Mantén los ojos cerrados pero sin forzarlos. Puedes dejarlos semi-abiertos y dejar la mirada perdida en la punta de tu nariz. Lo importante es relajar los párpados.
Elijas la postura que elijas no olvides mantener la espalda recta de manera que el canal central de energía esté lo más “despejado” posible. Y asegúrate de que la postura elegida sea la más cómoda para ti, cuanto más cómodo estés, mejores resultados obtendrás.
Comenzamos por… relajar tu cuerpo respirando
Antes de meternos en faena es imprescindible que relajemos nuestro cuerpo físico. Conseguirlo nos va a ayudar a posteriormente calmar la mente y centrarnos en lo que queremos conseguir.
Para ello comenzaremos realizando respiraciones profundas con el fin de llevar el aire a cada rincón de nuestro cuerpo y con cada expiración relajar más y más cada una de las partes del cuerpo.
Las respiraciones que producen una mayor relajación son las que realizamos tomando el aire por la nariz, llevándolo hasta el abdomen (hincha tu abdomen como si fuera un globo, no te cortes) y después soltándolo por la boca.
Es bueno dedicarle tiempo tanto a la inspiración como en la expiración. Una buena técnica es contar en cada movimiento:
Inspiración Retener el aire Expiración
1 2 3 1 2 3 1 2 3
Con cada inspiración es bueno prestar atención al hecho en sí de respirar: haz mentalmente el recorrido del aire entrando por la nariz y llegando a cada una de las células de tu cuerpo; imagina cómo se sienten de bien recibiendo ese aire renovado con cada inspiración.
Dale a tus células 3 segundos para abastecerse de aire puro y desechar el aire impuro.
Durante la exhalación desínflate como un globo; visualiza cada parte de tu cuerpo relajándose a medida que el aire sale; deja que tus músculos se queden “fofos” y tus huesos se hundan en el suelo o en la silla.
Recuerda: mientras tu mente está ocupada “respirando y relajando el cuerpo físico” estamos ganando la batalla a las sucesiones de pensamientos que son habituales cuando queremos calmar la mente. Si no dedicáramos unos minutos a esto e intentáramos pasar directamente al siguiente paso, nuestro cuerpo en tensión generaría la siguiente secuencia de pensamientos:
“Me duele la espalda, tengo que ir al fisio… el fisio me cae genial, me recuerda a mi primo el de Valladolid… qué frío hace en Valladolid… uff, ya llega el frío y no tengo leña… ¿A cuánto estará el kilo de encina?... la encina quema mejor que el pino… no he fumigado los pinos…el año pasado no hubo procesionaria… qué buenas procesiones las de Valladolid… qué majo mi primo… tengo que llamar al fisio…”
Recuerda hacer un recorrido mental de pies a cabeza para comprobar que cada parte de tu cuerpo se relaja acompañado de la respiración abdominal.
Transcurridos unos minutos tanto tu cuerpo físico como tu mente han perdido protagonismo. Ya no eres un cuerpo haciendo cosas y una mente generando ideas: ahora es el momento de hacer otra cosa.
Ahora… vamos sentir
A diferencia del resto del día, ahora tu cuerpo físico no va a cumplir otra misión que respirar, así que le vamos a dejar haciendo eso.
Y tu mente está casi “domesticada”, la hemos sometido a un adiestramiento e igual que hemos conseguido que “respire”, ahora le vemos a ordenar que “sienta”. Y lo vamos a conseguir.
Lleva tu consciencia (tu mente consciente) a tu cuerpo energético; esto es, sé consciente de la energía que recorre ese globo desinflado que es tu cuerpo físico. Es lo único que queda después de dejar tu cuerpo fofo tras el ejercicio de respirar: energía. Siente esa energía, deja que tu mente analice esa energía. Repite, “soy energía, nada más que energía”, “y me siento bien siéndolo, oh yeah!”.
Deja que tu mente recorra tu cuerpo energético, que se ocupe de ello por unos instantes.
Y ahora ha llegado el momento de sentir… y crear
Tu mente no se ha dado cuenta pero llegado a éste punto hace todo lo que tú le digas.
Es el mejor momento para bajarla a tu centro espiritual, a tu corazón. Pon tu consciencia en tu pecho, sólo eso, y respira.
A partir de ahora todo lo que hagas será de ese modo, con tu consciencia puesta en tu pecho. Llegado éste punto podemos crear todo lo que queramos, y esto lo haremos visualizando.
Visualizar es crear en nuestro interior un escenario adecuado para lograr determinado fin.
Un buen ejercicio de visualización que refuerza el contacto con nuestro cuerpo de luz o cuerpo energético es sentir la conexión con la Fuente de Energía Universal. Para ello visualiza una esfera de luz dorada sobre tu cabeza y comienza a introducirla dentro de ti utilizando tus chakras y el pilar central de luz ayudado de tu respiración. Con cada inspiración atrae esa luz dorada hacia abajo y visualiza su recorrido desde la corona hasta el chakra raíz. A continuación ancla esa luz a la Tierra visualizando unas raíces que salen de ti. Como resultado de éste ejercicio de visualización, quedarás conectado con la Fuente (el universo, Dios, la creación, lo masculino) a través de tu corona y con la Tierra (la madre, el hogar, lo femenino) a través de la raíz.
Ve tan lejos como tu corazón te permita. Si se trata de crear un paisaje dale los colores que más te gusten, recréate en los detalles, en las texturas, los aromas… recuerda que todo es válido a fin de lograr el objetivo que te marcaste al comenzar la meditación.
Regresa…
Una vez hayas alcanzado tu meta y decidas volver, hazlo despacio. Tómate tu tiempo para deshacer tus pasos y hazlo con alegría.
Toma contacto de nuevo con tu cuerpo físico poco a poco. Mueve lentamente los dedos, la cabeza, haz movimientos suaves a fin de devolverle la consciencia al cuerpo físico con tranquilidad. Cuando te sientas de regreso al 100% abre los ojos.
Llévate en tu corazón lo aprendido, la serenidad alcanzada y las experiencias vividas.
Siéntete satisfecho del trabajo que has realizado, independientemente del resultado inmediato. Meditar no es fácil dados los tiempos que corren. Por eso, el hecho de que hayas detenido el tiempo y lo hayas dedicado meditar ya es un logro.
Practica. Proponte crear un hábito de la meditación. Verás que con el tiempo te sorprenderán los resultados.
Recitar un mantra
Con la práctica de la meditación cada vez se vuelve más fácil alcanzar el estado de aquietamiento mental previo a abrir el corazón.
Si has adquirido cierta soltura es un buen momento para sustituir el proceso de ocupar la mente con el recorrido de la respiración, por la repetición de un mantra. Ello permite conseguir el mismo resultado de quietud mental llevándonos directamente a fluir dentro de nuestro corazón.
Este es uno de los mantras más conocidos y utilizados en el budismo. Es el bodhisattva o camino del Buda de la compasión.
MEDITACION - PACIENCIA - SABIDURÍA - DISCIPLINA - GENEROSIDAD - COMPASIÓN
“El mantra Om Mani Pädme Hum es fácil de decir pero muy poderoso, porque contiene la esencia de todas las enseñanzas. De esta manera, recitar el mantra ayuda a lograr la perfección en las seis prácticas, desde la generosidad hasta la sabiduría. El camino de las seis perfecciones es el camino seguido por todos los Buddhas de los tres tiempos. ¿Qué puede tener más significado que recitar el mantra y lograr las seis perfecciones?
Podrias poner el enlace de la cancion , Om Mani Padme Hum .
ResponderEliminarMuchas gracias
Ya le e puesto el enlace para poder escucharla, donde poner escuchar om mani padme hum (pulse) .
EliminarNamaste