Artículo publicado en la revista Universo Holístico. Nº 42, pág. 34. Octubre 2011.
El Método Ranvvai de Reflexología Podal Integral responde con éxito ante problemas de fertilidad
Hasta hace unas décadas, algo tan natural como tener hijos, formaba parte de lo cotidiano y las únicas consideraciones negativas al respecto, eran el “sufrimiento” de tenerlos demasiado joven, fuera del vínculo matrimonial, o en cualquier circunstancia “incómoda” socialmente hablando, cuestiones éstas que han pesado y pesan aún, en muchos casos, sobre las conciencias de las mujeres.
La vertiginosa vida moderna, los hábitos poco saludables, la contaminación y quién sabe cuántas cosas más, han hecho que, en general, las parejas en edad de procrear hayan pasado de preocuparse por “embarazarse” a destiempo, a desesperarse porque el deseado embarazo, no llega de ninguna manera. En mi experiencia como Reflexóloga, he tenido resultados sorprendentes tratando distintas enfermedades. En los últimos años, me llama la atención la cantidad de personas que acuden a la consulta en busca de ayuda para su aparente incapacidad de concebir.
En este momento, son cinco las parejas que se están tratando en mi consulta en referencia exclusiva al tema de infertilidad. Con anterioridad, he tratado a otras parejas y siempre con buenos resultados, como atestiguan las fotografías de los niños que tengo en mi despacho, y que los orgullosos padres me han regalado gentilmente. Hoy, quiero relatar un caso muy particular, el de una pareja con la que he vivido todo el proceso del aparente problema de infertilidad y que ha tenido un final feliz: el embarazo deseado, de manera natural.
Espero que pueda servir de ejemplo para todas aquellas personas que dudan de su capacidad para engendrar hijos. Como decía al principio, es algo natural, por lo tanto, es a la Naturaleza a la que debemos atender más que a cualquier otra cosa.
A la mujer protagonista del relato, la llamaremos Ella, llegó a mi consulta hace casi dos años. Es una mujer sana, de 33 años de edad que me contaba su preocupación y la ansiedad que padecía por haber estado llevando un tratamiento de fertilidad por vía médica sin obtener resultados positivos. Alguien le habla de mí y le dice que la reflexología y mi método ayudan tanto física como psicológicamente, por lo que ella decide venir para tratar su alto grado de estrés.En las primeras sesiones vamos profundizando en su historia clínica y desgranando su biografía. Me cuenta que a su marido le han realizado un seminograma en el que, al parecer, la calidad y la movilidad de los espermatozoides, es muy baja. Le comento que lo ideal es que se traten ambos, ya que el embarazo es cosa de dos.
En términos generales, son las mujeres las que suelen tener más conflicto en relación al embarazo y no es de extrañar, ya que, también, son ellas las que llevan la parte más activa de éste durante los nueve meses y en el momento del alumbramiento. Salvo en casos muy concretos de clara infertilidad masculina o de impotencia, no suele ser imprescindible que el hombre se trate desde el punto de vista funcional. Sin embargo, siempre es conveniente ya que el problema emocional y psicológico es común y quieran o no, les afectará a ambos.
En las ocasiones en que él se niega a seguir tratamiento conmigo, trabajo solamente con ella.
Las mujeres suelen tener muchas más dificultades, unas veces relacionadas con problemas físicos, otras con la sexualidad, con las obsesiones o con los miedos. Algunas, quieren quedarse embarazadas, aparentemente, pero no en lo más profundo de su ser; a veces, quieren realmente, pero tienen pánico al parto o a no saber cuidar al bebé, o a no ser buenas madres. El hombre generalmente es más lineal y si ha tomado la decisión, no se cuestiona tantas cosas. Puede tener varios motivos, pero normalmente, o quiere ser padre por complacer a su pareja o porque realmente le apetece tener un hijo. Pero es, o sí o no. En cambio la mujer es “sí, pero…”. Es comprensible, porque como apunté antes, a la mujer le atañe mucho más, porque es la que concibe. El hombre pone la semilla y el embarazo le preocupa menos y en ocasiones, es algo que hasta pueden descuidar. En el caso que nos ocupa, el hombre (Él) empezó a asistir a la terapia también, y durante un año y medio ambos han estado asistiendo, rigurosamente, una vez por semana, por separado.
Conforme les fui conociendo, descubrí que Ella, era una persona muy perfeccionista y muy volcada en su familia de origen hasta el punto de olvidarse de sí misma e incluso, a veces, un poco, de la pareja. Al principio del tratamiento, trabajé las manifestaciones físicas que tenía como consecuencia de los tratamientos hormonales, llevados a cabo en los programas médicos de fertilidad. Posteriormente, me fui adentrando en tratar las dolorosas dificultades psicológicas y anímicas, fruto de la frustración y la decepción por los repetidos resultados negativos de fertilidad.
Después le fui llevando a aprender a poner límites, a no dejarse invadir por los problemas de los otros, a no exigirse tanto.
Fui trabajando los órganos, los meridianos, notando lo que su cuerpo necesitaba, liberando los apegos, un mecanismo de defensa, aprendido en la infancia a través de los patrones de comportamiento familiares y que tenía muy arraigados. No se trataba sólo de apego psicológico, sino que también estaba físicamente apegada a cosas y situaciones antiguas. Desde la Ley de los Cinco Elementos, trabajé con los órganos vitales relacionados con esto para ayudarle en esa falta de equilibrio comportamental. Había un exceso de tolerancia hacia los demás y exceso de exigencia hacia sí misma, por miedo a perder el amor de su madre, a la que ella siempre percibía enfocada en otro miembro de la familia, aparentemente más débil. Sus problemas para digerir esta situación le creaban dificultades digestivas a nivel físico, a nivel psicológico ansiedad y a nivel emocional inseguridad y apegos.
Él, por su parte, había tenido una etapa de mucho estrés lo que le llevó a consumir alguna sustancia tóxica, así pues, que lo primero que hacemos es una depuración; la reforzamos con ejercicio físico y eliminamos de la alimentación sustancias tóxicas como el café, los refrescos, los azúcares etc., el resultado fue que, a los seis meses, según las pruebas médicas, los parámetros analíticos de sangre y orina estaban equilibrados. En el plano psicológico y emocional tratamos una sensación de fragilidad que le invade desde su niñez donde hubo una etapa en la que desarrolló un problema grave de salud y donde su madre, seguramente con la mejor de las intenciones, le inculcó que era un niño frágil, que se podía romper con facilidad Trabajamos el símbolo de la fragilidad y le llevé a que visualizara sus espermatozoides, que pasaron de ser pequeñitos a, cobrar fuerza y convertirse en unos espermatozoides saludables capaces de engendrar. Él empieza entonces a comentarme que siente que es capaz de dejar embarazada a su mujer y, curiosamente, el siguiente seminograma que le hacen, sale perfecto.
Mi propuesta desde el principio para esta pareja, fue que probaran durante un año a “embarazarse”, sin tratamientos médicos, les pedí que se dieran un espacio para dejar a la terapia y a la Naturaleza actuar y que confiaran en la Vida. Ella, decide que no puede renunciar a la reproducción asistida porque tiene miedo y porque no confía en sí misma para quedarse embarazada, y Él, responde que se atiene a lo que su mujer decida.
En vista de que no estaban dispuestos a renunciar al tratamiento tecno-químico, decidimos que trabajaría con ellos a la par, lo que suponía contar con el factor de que Ella, iba a estar sometida a un programa médico en el que su cuerpo recibiría un tratamiento hormonal, con sustancias químicas; sustancias muy toxicas, que tendrían efectos secundarios y contraindicaciones, con consecuencias importantes para su cuerpo, para su psique y para su estado emocional. Por tanto, tendría que trabajar para paliar todo eso y, lo que preveía que podía ser más grave si no lograba su ansiado embarazo: la inevitable sensación de pérdida, tristeza, desencanto y frustración que ello conllevaría.
Nada más empezar a asistir a Ranvvai para su tratamiento, les ofrece un programa de fertilidad la Seguridad Social y, deciden que lo van a seguir. Antes de esta oportunidad, Ella había pasado por tres inseminaciones artificiales en centros médicos privados sin resultados positivos, por lo que los médicos le dicen que van a probar con el sistema in-vitro directamente.
Le volví a insistir que se diera un tiempo de descanso, que se fortaleciera antes de entrar en un programa tan duro, pero Ella, no estaba dispuesta a renunciar a la reproducción asistida.
Una vez más como es habitual, la vida muestra su sabiduría. No le llegaron a hacer la implantación de óvulos. Comenzaban el tratamiento hormonal y, en la etapa anterior a hacer el implante, en la ecografía, se encontraban que había quistes foliculares en los ovarios, con lo cual, los médicos cambiaba de objetivo: eliminar los quistes y comenzar otra vez. Esto le ocurre varias veces y en el último intento, la ecografía muestra que no hay quistes, pero sin embargo, no le pueden hacer el implante porque los quirófanos están de obras. La pareja se enoja con el hospital y después de reclamar consiguen que les lleven a una clínica privada para que se lo hagan. El implante, tampoco da como resultado el embarazo.
Ya estábamos en primavera y los médicos les sugieren que espere unos meses a que los quirófanos estén listos para volverlo a intentar. Le sugiero a Ella, que se de un respiro, al menos hasta después del verano y aprovechando que las circunstancias le muestra que no está a favor, le insisto en que se fije en ello para que no siga por ese camino que se han empeñado en seguir. Ella está más receptiva en esta ocasión pero aún así, accede con la condición de ir al Centro de Reproducción Asistida para que le hagan una revisión médica con pruebas diagnósticas, que nos permita valorar la situación actual.
Semanas más tarde, cuando llega a hacerse las pruebas, la Vida con su Magia le tiene preparada una sorpresa: al realizar la ecografía, descubren que está embarazada.
¿Cómo era posible?
La naturaleza dijo sí y, por método natural.
Ella, se había quedado embarazada sin ni siquiera proponérselo.
En este momento, está más o menos de 20 semanas y siguen acudiendo a recibir Reflexoterapia Integral como medida preventiva.
En esta etapa centramos la terapia en reforzar la musculatura del suelo pélvico, relajar los nervios y el resto de los tejidos, lo que redundará en su propio beneficio y en el del Bebé. También le ayudo a prepararse física, psíquica yemocionalmente para el momento del parto y del postparto.
Le propongo a Él que deje de venir pero dice que no, que sigue asustado y que si el embarazo tiene complicaciones o si sucede lo peor no sabría cómo afrontarlo.
Es muy normal que, una vez conseguido el objetivo del embarazo, aparezcan nuevos fantasmas. La Reflexología puede aplicarse durante todo la gestación, salvo en casos excepcionales que hay que contemplar de forma individualizada. Generalmente, acompaño a mis pacientes hasta el último momento antes de parir.
Con el tratamiento de Reflexología Integral, procuro proporcionarles apoyo físico, psíquico, emocional energético y espiritual que contrarresten los miedos y la inseguridad y conduzcan hacia la confianza en la vida y en la propia naturaleza humana.
En el caso de esta pareja, ahora llevo a cabo un trabajo de contención que consiste en hacerles conectar con su capacidad de “quedarse embarazados”, ellos van a intentar salirse de ahí y conectar con el miedo; por lo tanto, lo que impera es remitirles a que, la dificultad era ésta y recordarles y demostrarles, que la han superado. Es fundamental mantenerles en el presente, en el aquí y ahora.
También les muestro la importancia de la alimentación y los cuidados necesarios en esta etapa: que Él tenga paciencia con los cambios de Ella, que Ella se permita descansar si se lo pide el cuerpo, y que tienen que manejar el pensamiento positivo para disfrutar de lo que hay y no amargarse con lo que solamente son fantasías catastróficas, fruto de su miedo a que la Felicidad desaparezca.
Es un trabajo precioso que una vez más demuestra la Grandeza de la Naturaleza Humana.
Y sin un ápice de presunción, simplemente haciendo una reflexión me digo:
¿Cómo desconfiamos de nuestra propia naturaleza?
¿Cómo nace nuestra dificultad de ver lo obvio?
¿Cómo pierden la mente y las emociones su quietud?
¿Cómo, sí desde el desapego y desde la no identificación, uno es capaz de ver que aceptando los sabios procesos de la Vida alguien logra su deseado embarazo?
Por el mismo “problema” los médicos les propusieron el sistema in-vitro. Estos, a diferencias de nosotros los Naturistas, no creen en la Magia de la Vida ni en los Milagros de la Naturaleza.
Parafraseando al maestro Leonardo Da Vinci “La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender”.
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